Una reforma de tan sólo 35m2, que han cambiado por completo la manera de habitar y compartir un espacio tan importante como es la cocina.


En esta reforma completa compuesta por una cocina, lavandería y despensa de 35m2, se partió de un espacio con una distribución obsoleta en la que abundaban las barreras visuales y reinaba la oscuridad. Paredes con gotelé pintadas en amarillo albero, muy poco almacenaje, iluminación escasa y un aseo utilizado como trastero.
El diseño da respuesta a los hábitos y gustos de la clienta y su galgo, donde se ha creado un concepto que gira en torno a la flor del Jazmín, la preferida de la propietaria. Las sensaciones que transmite este elemento de la naturaleza, se ven proyectados en el espacio gracias a su frescura, luminosidad y delicadeza.
De esta manera, la cocina y el pasillo principal de la vivienda se unen, sintiendo la amplitud nada más entrar al hogar. A su vez, el paisaje verde del exterior inunda el interior a través de la paleta de colores escogida.
Todos los accesorios y elementos decorativos de menor tamaño, son de acero inoxidable. La madera natural, cercana y con historia, convive con el porcelánico nuevo y funcional.
La decoración del espacio rinde homenaje al mobiliario antiguo de la propietaria. Las diseñadoras rescataron las sillas de enea antiguas de la cocina y las restauraron al completo gracias a SAGON CESTERÍA. Utilizaron esta oportunidad para incorporar también varios elementos de almacenaje antiguos de la clienta. El resto de mobiliario e iluminación se escogió meticulosamente para que todo tuviese el mismo lenguaje.



En el caso de las luminarias decorativas, se fabricaron a medida con pantallas de lino en una de las tiendas preferidas de Juliette y Rebeka del barrio de la Latina; OLOFANE.
El resultado es un espacio en equilibrio entre lo nuevo y lo antiguo, los recuerdos creados y los que quedan por vivir.


