Concepto

El color para nosotras, a la hora de diseñar, es fruto de un estudio previo y un concepto. Un concepto que funciona como el hilo conductor de cada proyecto. 

Es decir, el color es la herramienta que utilizamos para trasladar al espacio la historia que queremos contar y el sentimiento que queremos generar. Lo elegimos observando y comparando. Viendo cómo funciona en un conjunto y no como un elemento aislado. El color puede ser contraste pero también puede ser homogeneidad.

Elegir colores no debería ser un juego de azar, debería ser una decisión consciente. Los colores tienen un significado y una función”.
Verner Panton

La textura a su vez, va a modificar la manera en la que percibimos los colores. El contexto en el que se encuentra el color o la superficie sobre la que se aplica, lo determina. 

Sensación espacial

El color, cambia la manera en la que percibimos los espacios. Un lugar puede parecer más alto, más bajo, más estrecho o más ancho en función de la combinación de colores, la luminosidad de éstos y el lugar en el que lo vayamos a aplicar. 

Gracias al color podemos hacer resaltar elementos determinados en un interior. Por ejemplo, si queremos que en nuestro diseño el mobiliario llame la atención más que el entorno, crearemos contraste con éste. Si por lo contrario, nos interesa que en nuestro proyecto llamen la atención los elementos envolventes, ya sean arquitectónicos o textiles, haremos que sean estos los que tengan la nota predominante. 

Podemos crear un espacio completamente homogéneo, sin contrastes, donde un mismo color envuelva el espacio. Sin embargo en este caso, podríamos utilizar diferentes tonalidades de un mismo color, mediante texturas o materiales que complementen al espacio. Este, ya no sería tan homogéneo y podría tener diferentes lecturas. Un mismo color no significa un mismo material. 

Emoción

Cuando hablamos de emoción, una vez más volvemos al concepto. Dependiendo del ritmo al que queremos que los usuarios experimenten un espacio, elegiremos un color u otro. De la misma manera, si queremos incitar a la relajación o el bienestar, optaremos por ejemplo por colores verdes, mientras que los vivos como el naranja nos mantendrán activos y dinámicos. 

Todo esto por supuesto depende mucho de la tonalidad de los colores, de lo vivos que sean, de la luz que haya en el espacio, las dimensiones etc. Lo que tenemos claro es que cada color juega su papel y nosotras como diseñadoras tenemos la suerte de poder utilizarlos y narrar historias a través de ellos.

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